Aquello había ocurrido meses antes, después de que la
plataforma 'Stop Desahucios' consiguiera dejar sin validez la orden del
Juzgado de Primera Instancia número 3. Los funcionarios volvieron.
También la Policía Nacional y el desahucio finalmente se produjo ante la
expectación y la negativa de los integrantes del movimiento 15M y
muchos vecinos. Jorge, su mujer y el bebé se quedaron en la calle.
La historia no acabó con el traslado del hombre al
hospital. Continuó en silencio. Según explican desde la plataforma de
Afectados por la Hipoteca de Asturias el hombre firmó con el banco una
cláusula de confidencialidad. Los detalles, por supuesto, se desconocen.
Pero fue «satisfactoria» para Jorge. El banco calló y él también. Vive
en un piso en Ciudad Naranco, cerca de donde estaba el suyo, que una
persona le ha donado. Quiere permanecer en el anonimato.
Dicen que la solidaridad crece en tiempos de crisis. Y
los ejemplos son cientos. Basta con abrir un periódico un día
cualquiera. EL COMERCIO del 21 de diciembre, por elegir uno, recoge
informaciones sobre los juguetes que los alumnos del colegio Baudilio
Arce han donado a la Asociación de Inmigrantes Residentes en Asturias;
las tartas que elaboraron los estudiantes del colegio San Ignacio y que
después vendieron para recaudar fondos para Cáritas; la 'Operación
Carretilla' de la hermandad de Los Estudiantes que consiguió alimentos y
donativos para la Cocina Económica.
Sor Esperanza Romero se afana por colocar todo lo que les
llega estos días a la despensa de la calle San Vicente. Es tanto que
han pensado pedir al Banco de Alimentos espacio donde guardar parte de
la comida que reciben porque «estamos casi rebosando», agradece la
monja. «Tenemos de todo para todo el año». Algunas cosas piensan en
«compartirlas con otras organizaciones que lo necesiten». Tienen para
todo el año productos imperecederos. Ella pide ahora a quien quiera
llevar algo, «bonito, cosas en lata y embutidos». A todo esto, les
tendrán que añadir la verdura, las frutas, la carne y el pescado,
«aunque también nos traen de alguna pescadería».
Una de las iniciativas solidarias de las que más se ha
hablado durante 2012 en la ciudad la protagoniza precisamente un
establecimiento de El Fontán. Cada miércoles y sábado de 14.30 a 15.30
los responsables de Pescados Milagros reparten entre desempleados
productos frescos del mar que compran en la lonja a precios asequibles.
Aun así su gesto les supone unos 600 euros a la semana. Suelen repartir
200 kilos de pescado cada una. No tienen pensado abandonar, pero se han
visto obligados a realizar algunos cambios para evitarlo. Hacía cola
gente que no lo necesitaba, aprovechándose de su solidaridad. Así que
pidieron la mediación de Cáritas que ahora distribuye vales entre quien
considera que precisa esta ayuda.
Durante una semana, Isidoro de la Fuente peinó por un
euro en su peluquería recién abierta en la calle Rafael María de Labra.
Las colas fueron continuas. «No nos imaginábamos tanto». Normalmente
abren a las 9 y desde las ocho menos cuarto había gente esperando. Por
la tarde no cogían a nadie después de las seis porque a las siete
cierran pero «salíamos a las once de la noche» en plena semana de San
Mateo. «Me llegó a asustar, fue de locos» reconoce el empresario que
optó por esa fórmula para dar a conocer su negocio. Aunque no descarta
volver a hacerlo para que los clientes se peinen, corten el pelo o lo
tiñan. En vez de por 35 euros que cuesta normalmente por uno. O por tres
porque él pensó ponerlo todo a un euros pero a los clientes les pareció
poco y pagaron un euro por cada parte del proceso.
Son dos casos llamativos pero las iniciativas han sido
muchas. Un grupo de enfermeras atiende un mercadillo solidario en La
Madreña, y lo recaudado es para la Cocina Económica y Asturias Acoge.
Los miembros del colectivo que lleva el centro social autogesionado
están recogiendo fondos para los acampados en el Campo San Francisco en
protesta por el despido de seis trabajadores de Parques y Jardines.
Se trata de una solidaridad más próxima, aunque hay quien
sigue acordándose de que en otros países, en permanente crisis, ahora
tienen que sumar la del primer mundo. Los funcionarios de la Tesorería
de la Seguridad Social, por ejemplo, recaudaron fondos con destino a
Haití. El Ayuntamiento ovetense, además, mantiene la partida de
cooperación en 760.000 euros, según destaca su responsable la concejala
Silvia Junco. También lo que destinará a Servicios Sociales para tratar
de compensar los estragos de una crisis prolongada en exceso.
Porque la demanda sigue creciendo. Todas las
organizaciones lo notan. Cada vez hay más personas que reclaman su
ayuda. Más personas que se ha quedado sin trabajo, que no tiene con qué
pagar la hipoteca o la factura de la luz, que no saben qué dar de comer a
su familia, que no pueden ir al supermercado. Un 25% más de comidas han
dado en la Cocina Económica; por Cáritas han pasado 24.800 personas y
han atendido a 2.700 familias nuevas en toda Asturias.
Cruz Roja acaba de poner en marcha el proyecto 'Ayuda
Alimentaria' con el que colabora un grupo de alimentación asturiano. Dan
vales de comida por valor de 50 euros después de una selección en la
que comprueban que realmente el reclamante pasa por apuros económicos.
También están teniendo que ayudar con productos de higiene y para los
bebés. Una sola vez pagan el alquiler o la luz a quien lo pide. Les
llegan derivados desde los Servicios Sociales del Ayuntamiento y, en
principio, continuarán hasta abril a no ser que se les agoten antes unos
fondos que intentan reponer por todos los medios. En 2012 volvieron a
poner «la banderita que hacía muchos años que no se hacía», explica
Sabino Palicio, presidente de Cruz Roja de Oviedo. Tratan de compensar
las bajas de socios que llaman porque «no tienen dinero» para seguir
colaborando económicamente con la entidad.
Aun así, «la solidaridad impresiona», subraya la
responsable de la Cocina Económica. «¿Por qué no compartimos todo y así
nadie tendría que venir aquí?», se pregunta en voz alta. No consigue
respuesta. Pero le reafirma en su teoría solidaria María Velasco, del
Banco de Alimentos. Los trabajadores de Caja Rural han decidido repartir
los tres mil euros que gastaban en cenas y cestas de Navidad entre la
Cocina Económica, Caritas y el banco. Una entidad que recoge y reparte
comida y que el año pasado se había propuesto alcanzar los 2,3 millones
de kilos. Lo superó hasta los «2,5 o 2,7». Y de una forma diferente a lo
que ocurría antes de la crisis: la mayoría llega de donaciones
particulares y no de empresas. Muchas colaboran, como EL COMERCIO con
su campaña en la que recogió 100 toneladas. Velasco está satisfecha de
los gestos de los ciudadanos. Pidieron voluntarios y encontraron 300.
«Estamos que no nos lo creemos» en un fin de año «largo» por la
intensidad del trabajo «pero muy bonito». Aunque todos los anteriores
esperan que deje de ser así y que las familias puedan sobrevivir por
ellas mismas sin necesidad de tener que acudir en su auxilio.
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