lunes, 6 de febrero de 2012

Okupar, recuperar, liberar... construir un nuevo imaginario

Diagonal Cantabria. Patricia Manrique. De norte a sur, de este a oeste, desde el 15 de mayo se ha intensificado la liberación de espacios por todo el Estado. La vinculación, en diferentes grados, de estas acciones con el 15M parece conllevar una cierta ‘liberación de las liberaciones’ del imaginario que tenían asociado. La variedad de perfiles de los participantes y su conexión con el problema de los desahucios, que con tanta claridad ha evidenciado el comportamiento de la banca, se muestran, a ojos de las personas entrevistadas, como claves de este proceso en marcha.

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LA MADREÑA. La hora de la comida en este centro social de Oviedo. MARÍA ARCE
En Catalunya, la mayoría de las últimas recuperaciones han ido dirigidas a albergar a personas desahuciadas. Durante la “semana de liberaciones generales” previa al 20N, se llevaron a cabo recuperaciones al menos en Olot, Sant Cugat del Vallès, Hostafrancs, Sabadell, Rubí y Barcelona, donde se ocuparon seis edificios sólo esa semana. Muchos han sido desalojados rápidamente, pero otros, como el Edifici 15O, el más veterano de la oleada posterior al 15 de mayo, resisten y cumplen su labor. Para Hibai Arbide, abogado del movimiento de okupación con años de experiencia y activista en el 15M, se ha modificado sustancialmente la tendencia a criminalizar este tipo de prácticas en algunos medios porque “el 15M ha proyectado estas prácticas con un imaginario diferente, vinculándolas a los desahucios y no tanto a una cuestión de ‘rebeldía juvenil’, que es la imagen más estereotipada de la ocupación”.
Las recuperaciones han contado con el apoyo de gente diversa, y muchas están obteniendo un buen trato en los medios

Igual que en Catalunya, en Madrid se han multiplicado las liberaciones destinadas a personas afectadas por desahucios, no necesariamente vinculadas al 15M, pero que cuentan con su apoyo o simpatía. Este último es el caso del edificio okupado en Sebastián Elcano 36, donde Bankia, denunciada en la acción por no querer renovar a los inquilinos con renta antigua, se ha granjeado definitivamente las críticas de los vecinos al recurrir a la colocación de guardias de seguridad en la puerta.
Miguel, vecino de Usera y miembro de la comisión de comunicación del centro social y cultural autogestionado La Osera, en Usera, considera que la liberación de espacios “ha tomado un nuevo sentido: pasar a la acción, tomar la iniciativa ante la crisis”. La Asamblea del 15M de Usera mostró su apoyo al proyecto una vez liberado el edificio que, propiedad del Instituto de la Vivienda de Madrid, iba a ser un centro cívico- cultural, pero llevaba 17 años cerrado. Se inauguró en enero, tras dos meses de duro trabajo.
Por su parte, Chema Fernández, miembro de la comisión de comunicación del espacio sociocultural El Eko, antiguo economato del barrio abandonado desde hace 14 años y liberado por la asamblea popular de Carabanchel, explica que la acción contó con “pleno consenso” de la asamblea 15M, funcionando la propia asamblea del espacio “como una comisión más de la asamblea”. Como en casi todos los lugares consultados, hay gente de todo tipo de edad e ideología, “aunque toda ella obrera”, especifica Fernández.

Por todo el Estado
El Laboratorio Social de León se instalaba en noviembre en un edificio propiedad de la Junta de Castilla y León y del Ayuntamiento, abandonado durante cuatro años. La recuperación se gestó antes, en las reuniones de la librería asociativa Louise Michel y debido al desalojo del centro cultural CCAN. Sin embargo, Antonio Cid, miembro de ambos proyectos, reconoce que “cuando surgió el 15Maprovechamos el impulso para recuperarlo”. En principio suscitó dudas en la asamblea del 15M, que temía que una okupación podía dar “mala imagen”, y críticas de Democracia Real Ya, que acusó al grupo promotor de “haber utilizado” al 15M. Pero, finalmente, la asamblea popular también se reúne en el espacio. A pesar de estas sinergias, el 30 de enero, el Laboratorio sufrió un ataque incendiario por parte de sujetos no identificados.
La Madreña, centro social y cultural autogestionado en Oviedo, y primera okupación pública en la ciudad, alberga, también desde noviembre, multitud de actividades, en las que se ven arropados por no pocos personajes públicos del mundo de la cultura. Sus actividades, que incluyen una potente programación infantil, se difunden habitualmente en la prensa autonómica e incluso en la televisión. “Es sorprendente que en un lugar donde se partió de cero, sin trayectoria alguna en okupación, se haya normalizado tan rápido”, comenta Diego Díaz, participante.
Peor suerte que los anteriores han tenido Valcárcel Recuperado, en Cádiz, el Mercado de la Encarnación en Sevilla, La Chispa en Burgos o el Cine Yago de Santiago de Compostela, entre otros centros ya desalojados. Con todo, en la mayor parte de los casos, los participantes han comprobado que gente cada vez más diversa se acerca a estos espacios. Para Antonio, de La Chispa, la clave estriba en “no dotar de un aire semiclandestino a las acciones, sino dejar claro que son legítimas y se pueden organizar colectivamente”. Para Joaquín Bustamante, de Valcárcel Recuperado, no hay que plantear los proyectos desde “un colectivo pequeño o marginal” y “enfocarlos como acciones de la ciudadanía cuando no hay otras soluciones”.

EDIFICIO 15O, EL PODER DE LAS SINERGIAS ENTRE LAS NECESIDADES Y LAS LUCHAS
“Nos sentimos bien por el momento porque tenemos un techo, pero la incertidumbre está ahí, y siempre estamos esperando a que vengan y nos echen”, explica Lucía Suero, habitante de una de las 11 viviendas que componen el Edificio 15O, recuperado en Barcelona.
Lleva tres meses viviendo en el inmueble con uno de sus cinco hijos. Ella, y otras tres familias también realojadas, vivían en Sant Pau 109, un edificio cuyo desahucio fue frenado en septiembre, aunque se ejecutó un mes después. “Esto al principio es diferente pero te vas acostumbrando, y van surgiendo las amistades y el apoyo entre vecinos”, señala. Pese al temor de Lucía, el caso de esta recuperación es especialmente significativo. “El Edificio 15O ha sido el modelo, porque ha sido el primero destinado para familias realojadas”, explica Hibai Arbide, pero también “porque se ha conseguido no sólo que no se desalojara, sino que se archivara el caso”.
El caso penal fue sobreseído por el juez al entender que debía llevarse por la vía civil. Y parece que la propietaria, Cajamar, no tiene un “plan b”. Se trató de una recuperación netamente trabajada desde el 15M. En la manifestación del 15O, que se separó en tres columnas temáticas, la columna verde, la de vivienda, liberó el espacio. Se gestiona mediante una asamblea quincenal en la que participan todos las personas inquilinas, junto con gente de asociaciones de vecinos y de los movimientos sociales.
“El edificio estaba terminado en un 98%, pero le faltaban cosas que hay que ir terminando”, explica Claudia González, que también vive allí con su familia desde que fue liberado, “para eso tenemos un grupo de trabajo de obra y mantenimiento”. Otro de los grupos de trabajo intenta poner en marcha un comedor social, “para la gente de la casa, aunque quisiéramos incluir, trabajando con las entidades del barrio, a los niños que han perdido las becas de comedor por los recortes”.
Han habilitado una zona infantil, pues ahora mismo hay 22 niños viviendo allí. Además, intentan crear una red de asesoramiento y apoyo para familias afectadas por desahucios, pues Nou Barris es un barrio obrero, con un 40% de paro y un alto porcentaje de desahucios. “Hoy por hoy, hay unas 15 familias en riesgo de quedarse en la calle”, explica.

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